NANO MÁRQUEZ

MAGIA CON MÚSICA. MAGIA SOBRE MÚSICA

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   A veces por que no valemos para hablar, a veces por que queremos enfatizar subliminalmente la dinámica de los efectos, a veces por que nos sentimos mejor haciéndolo así, nos ayudamos de la música. Ésta es, quizás, el arte más complementario con el resto de las artes, escénicas o no.
   Podemos  sentirla admirando una exposición de escultura o pintura mientras en el ambiente suena música sugerente al tema de la sala en concreto, incluso en la Arquitectura, al montarnos en un ascensor con hilo musical. Pero, sin duda, donde más entidad y compatibilidad aflora es junto con las artes escénicas o dinámicas; desde que al teatro se le añadió música, o viceversa, y se convirtió en Ópera y Danza, hasta el cine, en el que sutil, casi imperceptible, nos guía por la montaña rusa de los sentimientos que el director nos propone.
   Entendido todo esto centraremos el foco sobre el arte de lo inusual.
 
   En nuestros números mágicos la música no debe ser sólo un descuidado trasfondo de relleno. Debemos ser conscientes de que lo que suena por detrás puede dinamizar las sensaciones percibidas por el público de tal manera que convierta esa pieza del espectáculo en algo sublime, recordable.
   Quiero, sin ser presuntuoso, compartir unas directrices para construir o elegir una música que se adapte a lo que pretendemos comunicar al público.
 
  Separaré primeramente las características que podemos aprovechar:
 
-Conductora (lineal):
   Nos sirve de fondo, de colchón, y tiene un ritmo continuado sin demasiados acentos. Este tipo nos da una continuidad a los efectos, sirviendo de hilo conductor entre ellos y haciendo que efectos diferentes entren dentro de un mismo concepto. No nos obliga a ejecutar los efectos en un momento concreto, pero tampoco acentúa la carga dramática de los mismos.
   Por ejemplo: En número de manipulación donde hay diferentes objetos (monedas, naipes, bolas, etc.) nos ayudará a dar una cadencia continuada a las apariciones, transformaciones, etc. encuadrando dentro de un mismo "número". Pero no ayudará demasiado a aumentar el impacto o la sorpresa.
 
-Inductora:
   Esta carácterística nos ayuda, bien mediante una subida o bien una bajada en la intención musical, a aumentar la tensión justo antes de la consecución del efecto.
   Por ejemplo: Justo antes de que la chica atraviese al mago en "Interlude" la música se suaviza y hay una pausa en la escenografía, la espectación aumenta y ya tenemos al espectador a punto de caramelo para ser impresionado. También puede ser que la música suba en vez de suavizarse.
 
-Impactante:
   Justo en el momento del efecto la música tiene un acento que marca claramente que algo ha sucedido.
   En el ejemplo anterior, justamente cuando aparece el brazo de la parteneur a través del mago encajado en el potro, la música se acentúa y refuerza el impacto.
   Esta característica es muy efectiva acompañada de la inductora y de la...
 
-Prolongadora:
   Prolonga la sensación dejada en el público justo después del efecto, otorgándole mayor entidad. No es recomendable cuando justo detrás viene otro efecto, ya que la sensación prolongada pisará el impacto siguiente, pero si puede enlazarse con una inductora.
 
-Final:
   Es preferible que la pieza musical marque claramente cuando acaba el número, esto indica al espectador que "puede aplaudir" (si así lo desea, claro). Con un gesto del mago, será determinante.
 
   También existen unas características generales al margen o unidas a las anteriores como:
 
-Tempo:
   Es la "velocidad" del ritmo de la pieza y si es rápida imprimirá sensación de desenfreno y/o tensión y/o frenetismo..., y si es lenta imprimirá delicadeza y/o suavidad y/o invitación al deleite...
 
-Instrumentación:
   Las piezas musicales muy  instrumentadas evocan grandiosidad y ensanchan el ámbito del efecto; en cambio, si queremos intimizar el entorno tomaremos una poco instrumentada.
 
 
   Estas herramientas pueden ser tenidas en cuenta a la hora de componer nuestra propia pieza con uno de esos fantásticos programas informáticos que existen; con unas nociones musicales e informáticas ya podemos. Además, también se puede con estos programas editar piezas ya existentes de manera que se adapten a nuestro número: acortarlas, alargarlas, detenerlas y continuarlas, incluirles efectos sonoros, etc.
   Pero éste no es siempre el caso, y algunos de vosotros no tendréis más remedio que hacer todo lo contrario, esto es, adaptar vuestro número a la música elegida. Para ello, yo tengo unas directrices que intento seguir:
 
  1. Sentirnos a gusto y que nos guste la pieza elegida (Condición indispensable)
  2. No empeñarnos en encajar un número en una pieza que nos gusta (Puede no ser la apropiada. Buscar alternativas)
  3. Que la pieza a elegir no nos obligue en la medida de lo posible a hacer demasiados cambios en el número (y si es posible que nos otorgue pausas para la asimilación del efecto por el público)
  4. Escoger preferentemente clásicos (No música clásica, si no canciones o piezas que evoquen al público que solemos tener enfrente)
  5. Desechar tópicos (Por ejemplo la canción de Titanic o "O Fortuna" de Carmina Burana, temas muy manidos ya)
   Quiero decir para terminar que todas estas ideas son relativas y propias, que puedes discrepar o estar de acuerdo, que deseo te halla servido de ayuda o al menos parecido interesante y que espero ansioso tus comentarios.
 
  Gracias por tu atención.

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