NANO MÁRQUEZ

MI EXPERIENCIA CON LEONARDO

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   Al llegar a Barcelona yo era completamente profano en la magia con palomas, aunque siempre fue una disciplina que me fascinó. Tras darle algunas vueltas, me decidí a adentrarme lentamente en la magia plumífera. Digo lentamente porque cuando entra en juego la vida de otro ser no hay que precipitarse.
   He visto a muchos "magos" que pintan a sus palomas con rotuladores de colores chillones pretendiendo justificar que halla salido de un pañuelo del mismo color, a "magos" que cortan las plumas de alas y cola para evitar que vuelen, a "magos" que las mantienen en unas condiciones de espacio, higiene y calidad de vida dignas de asco. Al decidirme a trabajar con estas aves, estaba determinado a que esto no podría pasarme a mí, así que antes de adquirir una paloma me instruí en su cuidado.
   No es difícil encontrar en Internet comentarios, artículos y disertaciones sobre el trato con palomas (unos más acertados, otros menos) y además hay algún que otro DVD de magia con palomas que explica primeramente unas nociones básicas pero importantísimas sobre la alimentación, el espacio, el ejercicio, la práctica y el cuidado en general.
   Yo me decidí por un video de Tony Clark (Unmaskes I y II), ya que al comienzo del volumen 1 trata bases del cuidado, y pone mucho incapié en el trato humano al animal (a veces nosotros más animales que ellos). También leí un artículo de Ling-Fu, una mago de literatura prolífica e interesante lectura, que me ayudó enormemente. Además arañé información de donde pude. Sólo una vez me quedó claro todo lo referente al cuidado, me atreví a adquirir una paloma.
   En algún lugar leí que sería mejor una hembra, pero tras estudiarlo me decanté por un macho que fuera joven y marché a La Rambla de la capital, un típico lugar para adquirir flores y animales domésticos. Quedé un poco desolado al ver en qué condiciones tenía a los bichillos el "señor" al que le compre mi ejemplar. Me lo entregó con una calva en la cabeza, hambriento y anquilosado por la falta de ejercicio, pero se le intuía gallardo. Le pagué 7 euros y me lo llevé deseando darle mejor existencia. Me llevé sólo uno; ¿ya he dicho que despacio se llega lejos?. Lo bauticé como Leonardo, por el genio del medievo.
   Seguí a rajatabla los consejos sobre entrenamiento que había visionado en el video de Tony Clark, y me quedé sorprendido de lo rápido que aprendió, aunque no lo forcé en absoluto. Ahora me reconoce y confía en mí. Me causan verdadera repugnancia todos aquellos que, por no emplear un poco de tiempo y cariño en entrenar a sus aves, les cortan alas y cola, las mutilan. Son aves y han de volar.
   No los atosigues ni los fuerces, dales tiempo y sé paciente, háblales en tono quedo y tranquilo. Son amigos y tu eres ante todo su cuidador. Si ves que una paloma no es tan apta para un efecto mágico como otra, dale otro cometido en el que esté más cómoda. Además, emplea una misma ave para un mismo tipo de efecto o similar.
 
   Al poco tuvo un problema en un ojo; le salió un absceso en la parte interior del párpado, y la cura no salió barata, si no muchísimo más cara que el precio inicial que pagué por él. Pero no hay dinero que remunere suficientemente las satisfacciones que Leonardo me da.
 
   Cada individuo es diferente, así que, si tienes más de una paloma, deberás comprender cómo es cada cual. Tienen gustos propios y actitudes distintas ante los mismos eventos. A unos les agradará más la manzana picada, mientras que otro preferirá el plátano o la pera china, por decir algo.
   Ling-Fu decía en su artículo que es bueno darle cada seis meses unas semillas de maravilla (girasol) troceadas y si no se las come no hay que echarle de comer hasta que se las zampe, pero Leonardo prefiere morirse de hambre antes que comérselas. Él es así. Debido a esto le doy una dieta variada en la que, de vez en cuando, hay semillas oleosas, que le proporcionarán el aceite necesario para el perfecto estado de sus plumas. Su dieta básica es una mezcla de mijo blanco, rojo y amarillo, otras semillas y unas vitaminas de colo rojo y verde muy usadas en comidas para aves granívoras; este preparado le encanta, pero observa a los tuyos para saber qué les agrada más.
   Es necesario como añadidura, poner un pequeño comedero lleno de "grit", una especie de piedrecitas que les ayuda a romper la cáscara de las semillas en su estómago y a hacer mejor la digestión, además de ser una buena fuente de calcio para sus huesos. Puedes poner también nácar de la concha de algunos moluscos muy bien molida, pero la verdad es que el grit comercial es bastante económino y más cómodo.
 
   Lo ideal, en cuanto al espacio, es que cada ave disponga de un metro cúbico para ella sola, o lo más cercano posible. En el suelo debe haber una rejilla para que puedan andar sobre ella sin pisar los excrementos. Los apoyos, duelas o palitos tienen que estar a diferente altura, para obligarles a moverse para beber y comer; seguramente prefieran reposar en el más alto. Tienen que disponer de una parte con los lados cubiertos para su intimidad y, aunque deben tomar el sol, para ponerse a la sombra si se les antoja; esto les resguardará a su vez del viento y el relente. Leonardo prefiere la sombrita, aunque se solea de vez en cuando. También ponles una "piscina", pues les gusta bañarse y es parte importante de su aseo.
 
   Las hembras son más dóciles pero más asustadizas, y además tienen el inconveniente de ser ponedoras aún cuando no han sido fecundadas. Esto significa que son muy delicadas cuando llevan huevos en su interior.
   No separes a una pareja criadora. Esta pareja tiene la "baja laboral", pero sus retoños estarán muy acostumbrados a tí y te adoptarán, como de la familia.
   Esto es lo que ellos han de ser para tí, parte de tu Familia. Quiérelos, cuidalos y ellos te querrán y te cuidarán.
 
 
   Mi experiencia anterior con animales, incluso de gran tamaño, me ha demostrado que existe una relación íntima y estrecha entre hombre y animal como compañeros de trabajo (obsérvese que he dicho compañero, y no amo). La felicidad del animal se reflejará en las actuaciones, así que hay que agradecerle su esfuerzo y él se sentirá satisfecho de la tarea cumplida. Si no sientes esto con tus animales, algo está fallando, y seguro seguro seguro que eres tú.
   Tengo que decir que entiendo perfectamente a los defensores de la dignidad de los animales, yo me apunto, porque he de decir que ni de lejos mancillo esa dignidad con cualquiera de mis bichillos. Posiblemente, la mayoría de estos defensores tengan mascotas en casa; animales que no hacen más que rellenar alguna carencia afectiva mientras llevan una vida soporífera. Les invito a que INTERACTÚEN con sus animales, pero algo serio, y no tan sólo hacerle carantoñas para regodearse en la dependencia anímica que el pobre animal tiene de su AMO.
   Sobre este debate moral se podría hablar largo y tendido, pero lo dejaré aquí. Estaría media vida dando razones.
 
   Hasta aquí por hoy. Posiblemente esta reflexión proporcione alguna crítica; eso espero. Gracias.

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